Recuerdo las mañanas de mochila, autobús y Eroski (cuando los Eroski sólo existían en el País Vasco!!!). Nunca hubiera imaginado que esas primeras excursiones, se convertirían en rutinarias para el resto de mi vida; que iría cambiando de escenario, de personajes, pero que el modus operandi continuaría siendo el mismo: viernes por la tarde o sábado por la mañana: vistazo a los armarios de la cocina, lista de la compra, llegada al super: carrito o cesta, paseillo por los pasillos, comparativa de precios, de ofertas, algún antojo, cola en caja, tarjeta visa y de vuelta a casa.
Ahora, que desde hace seis meses vivo más sola que nunca y que ya no comparto ningún tipo de gasto, es cuando me doy cuenta de que la compra del single es la más dura a la que me he enfrentado.
Comprarlo todo sólo para uno es complicado, sobre todo en España, aunque he de decir que las primeras compañías que se han dado cuenta de esto y que van a aprovechar el nicho, son las lecheras. Sí, son las primeras que importando la idea de otros países europeos, han empezado a comercializar la leche en bricks de medio litro...¡Qué gran idea! la de leche que se habrá vertido por las cañerías de los desagües de las casas de los singles...
Lo habré comentado un par de veces con mis amigos...los singles somos un filón para las compañías que sepan explotarnos. Nos vamos reproduciendo a marchas forzadas y cada vez somos más, nos encontramos en el super: más o menos el mismo perfil, más o menos lo mismo en el carrito...nada de cajas de leche, nada de sandías enteras, pasta, arroz, actimeles, aquarius (es lo único que compro a granel), cereales, yogures (mientras haya un yogur en la nevera se puede sobrevivir) y demás pijotadas varias. Qué importante es en estos casos fijarse en la fecha de caducidad: en la nevera los yogures de la parte de atrás y en el pan de molde los que están debajo o detrás ;-)